martes, 5 de marzo de 2013

ZOOLÓGICO DE CHAPULTEPEC (EL CANTO DEL ZENZONTLE)


Comparto este cuento con cariño para todos, por la paz.

A Verónica Barale, a Mía Bartolucci y para ti.


EL ZOOLÓGICO DE CHAPULTEPEC
(EL CANTO DEL ZENZONTLE)
Introducción


Todos los zoológicos de cualquier parte del mundo son una caja de sorpresas.

Por donde pases la mirada, tus ojos disfrutarán del movimiento y una cascada de colores.

Cuando tengas la oportunidad de ir a un zoológico, ve y has un buen recorrido.

Al salir, descubrirás que aprendiste mucho.
Conocerás animales que viven en sitios muy lejanos, y debemos recordar que tanto ellos como nosotros habitamos el mismo planeta. Es una buena idea llevar tu cámara fotográfica, porque podrás obtener imágenes hermosas y originales para compartir con tus familiares y amigos. A veces, hay zonas donde no se puede fotografiar, pero en la mayor parte sí está permitido.

Así que tendrás muchas oportunidades para retratar a las jirafas, los osos, las cebras, los leones, los elefantes y otra gran variedad de animales: entre aves, mamíferos, insectos,etc.
Es muy recomendable llevar ropa y zapatos cómodos para disfrutar más del paseo.

El relato que leerás a continuación, sucedió en el “Zoológico de Chapultepec”, que se encuentra en la Ciudad de México.

La historia me la contó un simpático mono que aprendió a silbar y a contar cuentos.

CUENTO:
EL CANTO DEL ZENZONTLE
(EL ZOOLÓGICO DE CHAPULTEPEC)


Aquel día de verano, parecía que iba a ser uno más en la vida cotidiana del Zoológico de Chapultepec, con los distintos animales preparándose para recibir a sus visitantes. Sin embargo, muy temprano sucedió algo que llamó la atención de sus habitantes.

Resulta que durante el transcurso de la mañana, los animales comenzaron a escuchar el trino de un pájaro que no habían oído nunca antes. Era el canto de un ave capaz de emitir diferentes timbres y melodías, de una gran belleza cristalina.
Tan hermoso era, que la primera en caer embelesada al descubrirlo fue la gran osa panda, quien entrecerró los ojos y se acomodó para escuchar el concierto.

Mientras se deleitaba con aquel canto, la osa panda veía cómo mecía el viento las ramas de los bambús. También observaba los rayos de luz que se filtraban entre las hojas de los árboles, iluminando el pasto verde y las florecillas de su jardín.

El momento era tan agradable que echó a volar su imaginación y su memoria le hizo recordar algunos días dorados de su infancia, en las lejanas montañas de China.

Después de unos minutos, aquel sonido mágico se detuvo.
Con certeza, el pájaro había volado a otro árbol.

En cuanto dejó de entonar su melodía, el pequeño panda preguntó a su mamá qué clase de pájaro era aquel; cómo se llamaba, de qué color era, qué comía, etcétera.
La gran osa no conocía las respuestas, sin embargo, le dijo al osito que aquel hermoso sonido le había recordado a un pájaro que había escuchado cuando era osa-niña:

-“Tengo en la memoria que era una especie de flauta mágica, que resonaba en el espacio y que variaba su melodía de una manera fantástica.” -le dijo.

Sea quien fuera, su canto era maravilloso. Así que la gran osa panda, decidió levantarse para ir a preguntar a sus vecinas las jirafas.
Además de tener buen carácter y una amena conversación, las jirafas eran bastante altas y podían estirar sus cuellos entre las ramas de los árboles, para intentar ver el ave.

El osito panda hizo a un lado unas ramas de bambú que estaba disfrutando y se levantó para seguir a su mamá, que se dirigía a la zona de las jirafas.
Así fue que empezaron a caminar de manera pausada -uno atrás de otro- hasta atravesar su agradable espacio, protegido con gruesos vidrios que los aislaban del ruido.

Mientras llegan los pandas con las jirafas, me gustaría comentarte que el Zoológico de Chapultepec se encuentra dentro de un pequeño bosque que está en la Ciudad de México.

Por cierto, fue el primer zoológico del mundo donde nacieron pandas en cautiverio, fuera de China. Eso quiere decir que cuando vayas, conocerás algunos ejemplares que nacieron en Chapultepec; o sea, son osos panda de nacionalidad mexicana.

El lugar de origen de los pandas, son los bosques de bambú que están en la zona central de China y los montes Himalaya del Tíbet. En especial los bosques templados y frescos, situados en altitudes que van de los 1.500 metros a los 3.000 metros sobre el nivel del mar. Como verás, las zonas donde prefieren vivir son las altas montañas.

Es importante saber esto, porque es muy probable que los osos pandas se sientan felices –como en su casa- debido a las características geográficas de la Ciudad de México, ya que prácticamente reproduce las condiciones que más le agradan.
El Distrito Federal se ubica a 2.300 metros sobre el nivel del mar.
El clima es bastante ameno -una de las mejores características de la ciudad- siendo templado y con una luminosidad especial en el ambiente, que permite disfrutar más los colores.
Al estilo mediterráneo.

El primer par de osos pandas llegaron a México en septiembre de 1975, y fueron donados por el gobierno chino –en nombre de su pueblo- como un símbolo de amistad entre ambas naciones.

Un detalle curioso: ¿sabías que los pandas cuentan con un sexto dedo? Es una especie de pulgar oponible que les permite deshojar los tallos de bambú con mayor facilidad. En realidad es un hueso desarrollado, opuesto a los cinco dedos, y es conocido como “falso pulgar del panda”.
Pero regresemos a nuestra historia, porque los pandas ya llegaron con sus vecinas las jirafas.

Inmediatamente después de saludarse, el tema de conversación fue el canto del pájaro.

Las jirafas coincidieron en que aquella ave poseía un sonido sublime. Una de ellas, opinó que quizás ese pájaro era la mascota enjaulada de alguna persona que vivía en uno de los edifi cios situados frente al zoológico. Apenas lo reflexionaron un poco y de inmediato descartaron esa idea, porque era evidente que quien emitía aquel canto andaba libre y volaba por todo el zoológico.
Como el grupo tenía mucha curiosidad y pocas respuestas, una de las jirafas propuso investigar:

-¿Y si le preguntamos a la mariposa? con suerte, ella que revolotea por todas partes, lo ha visto.

Otra jirafa agregó:

-También le podemos preguntar al colibrí, ya ven que no cesa de moverse durante el día, de flor en flor.

El primero en aparecer a lo lejos, fue un hermoso colibrí verde esmeralda, quien bebía la miel de una flor color rojo encendido con centro amarillo. El colibrí era muy sensible; sintió la mirada de las jirafas y los pandas sobre él, percibió que toda la atención estaba puesta en su aleteo, por lo que se acercó a saludarles.

Después de intercambiar las primeras palabras, el colibrí fue el primero en compartir su información acerca del pájaro de canto maravilloso. Confirmó que el ave estaba de visita desde esa mañana por el zoológico, que tenía una voz insuperable y lo más importante, les dijo que se llamaba “Zenzontle”.

-¿Zenzontle? Repitieron al unísono los animales que escuchaban al colibrí.

- Sí, Zenzontle. -volvió a decir el colibrí

-¿Y de dónde es? Interrogaron con curiosidad.

- Es un pájaro maya, que viene de Yucatán. Y por lo que sé, es muy diferente a los demás. Dicen que logra imitar el canto de todos los pájaros, y por si fuera poco, puede crear nuevas melodías, como compositor de una orquesta. Es un artista de la naturaleza.

Las jirafas y los osos se quedaron con la boca abierta al saber esto; la admiración por el Zenzontle iba en aumento. Tras decir esto, el colibrí se excusó y se despidió de sus amigos, porque tenía que ir en busca de otra flor -para beber néctar- lo cual era su actividad favorita.
Más tardó en salir volando el colibrí, que en llegar la mariposa revoloteando por entre una gran flor roja-anaranjada.
Como todas las mariposas, tenía una lengua bastante larga que enrollaba y desenrollaba de manera simpática al conversar.
Con esta manera de charlar, dijo:

-Hace rato pasé junto al zenzontle, pero no lo saludé para no interrumpir su canto; estaba en la rama de un árbol de ahuehuete, en uno de esos muy altos que están frente al lago.

El pequeño oso panda y el resto de los animales se dieron cuenta que no sabían cómo era el pájaro -de apariencia- así que interrogaron:

-¿Y cómo es, de qué tamaño, de qué color?

La mariposa entrecerró un poco sus enormes ojos, haciendo ese gesto que hace uno cuando trata de recordar algo. Y describió:

-Pues… tiene un pico largo y afilado, su cuerpo es mediano y los colores de su plumaje son muy discretos; con tonos en gris oscuro, gris claro, negro y sepia.

Todos los animales estuvieron de acuerdo que con sus virtudes artísticas, el pájaro no necesitaba mayor belleza exterior ni colorido en su plumaje. Así tal como era, ya era hermoso.

Hacia el mediodía, el tema de conversación por todo el zoológico era el zenzontle.

Variaban las versiones sobre el motivo de su presencia, que iban desde que se trataba de un simple paseo, hasta llegar a quienes afirmaban que anidaba sus huevos en un árbol del zoológico.
Hubo situaciones divertidas como resultado de intentar relacionar todo a la presencia del zenzontle.

Por ejemplo, el papá gorila que paseaba a su hijo en la espalda, encontró una pelota de golf y de inmediato fue con su esposa a consultarle si creía que aquello podría tratarse de una especie de estuche para proteger o anidar huevos de zenzontle.

La señora gorila, que acostumbraba ser muy práctica en todo, le dijo:

-No sé bien, pero no lo creo.

Observó un momento la bola que le mostraba el señor gorila y empezó a reconocer la pelota de golf, por lo que dijo:

-Desconozco qué es exactamente, pero ya he visto eso antes.
Es imposible de morder y no tiene ningún sabor. Sugiero que desaparezcas eso antes de que despierte junior, dijo señalando la pelota de golf.
Ambos estuvieron de acuerdo.

La escena más simpática, sin embargo, la protagonizaron doña hipopotama y su hijito.

Resulta que la señora Hipo comentó que cuando vivía en África, siendo todavía muy joven, había aprendido un llamado especial para atraer a ese tipo de pájaro que podía imitar el canto de las demás aves.

Así que de repente, todos los animales estaban entusiasmados con la idea de escucharle realizar aquel “llamado”, a fin de atraer al zenzontle y poderlo conocer.
La verdad fue que doña Hipo lanzó una serie de sonidos bastante feroces que desconcertaron al auditorio. Al principio, incluso algunos animales se asustaron un poco por la gran potencia de su rugido, pero terminaron por darse cuenta que aquella especie de potente bramido, era sólo el canto de doña Hipo cuando estaba contenta.
Y además estaba haciendo su mejor esfuerzo, sin duda.

Al final, aunque no apareció el pájaro con aquel llamado, doña Hipo recibió un gran aplauso. El pequeño hipo estaba feliz por el breve y repentino éxito de su madre.

No cabía la menor duda que aquel día, estaba siendo muy distinto dentro del Zoológico de Chapultepec.

La algarabía por el pájaro de la voz prodigiosa, sólo encontró un poco de resistencia entre las aves que estaban anidando sus propios huevos. Y aunque no había razones para desconfiar, por instinto prefirieron no alejarse demasiado de sus nidos.

Tanto avestruces como flamencos rosados, se disculparon diciendo que tenían mucho trabajo pendiente por la próxima llegada de sus polluelos. Era muy improbable confundir el huevo de un zenzontle con el de un avestruz, pero las enormes aves no quisieron arriesgar ni medio milímetro su tranquilidad. Imagina el tamaño de los avestruces, con estas medidas:

*El macho llega a medir hasta los 2.7 metros de altura (¡casi tres metros!) y alcanzan a pesar 150 kilos. (Son aves que no pueden volar. Si volaran, parecerían helicópteros.)

*Sus largas patas les permiten correr a una velocidad de 60 a 70 km/h. (como un auto)

*Los huevos son grandes y blancos, pesan en promedio 1.5 Kg. (Sí, un solo huevo pesa un kilo y medio; el equivalente a poco más de 3 libras.)

Por cierto, ¿sabías que entre los avestruces, el macho incuba y cuida los huevos sentándose sobre ellos por las noches? La hembra sólo los calienta durante algunas horas al día. Por lo general, los avestruces son padres tan responsables que no se separan ni un instante de su nido; de hecho, los machos pasan más tiempo cuidando e incubando los huevos que las hembras.

Por su parte, los flamencos o flamingos rosados tampoco se quisieron separar ni un momento de sus nidos, sin embargo, dijeron que habían escuchado y disfrutado muchísimo el trino del zenzontle; los había sorprendido su canto melodioso.

Hablando de los flamencos, ¿te has dado cuenta del hermoso color que tienen estas aves? Pues al nacer y salir del cascarón, tienen el plumaje blanco; sólo hasta que crecen y se convierten en adultos se tiñen de ese característico color rosa salmón, debido a los pigmentos naturales que contienen las algas de las que se alimentan.
Por ejemplo, las zanahorias que comemos y que tienen ese color anaranjado brillante, contienen esas mismas substancias llamadas carotenoides.

Hubo una curiosa coincidencia entre el famoso pájaro y los flamencos: Resulta que cuando una de las jirafas les comentó que el zenzontle era de Yucatán, los flamencos rosados dijeron que uno de los lugares más importantes en el mundo para ellos, eran precisamente las lagunas salinas de la península yucateca. Cada año, llegaban por miles -entre diciembre y febrero- para descansar, alimentarse y reproducirse ahí. Antes de continuar su viaje migratorio.

La jirafa más alta, dijo en ese momento:

-Bueno, creo que si queremos saber algo del zenzontle, lo mejor es ir con otros animales que no estén tan ocupados, anidando en estos momentos.

Los gorilas y los osos panda sugirieron que la mejor idea a esas alturas, era ir a preguntar a los enormes felinos. Por alguna extraña razón, muchos animales consideraban muy inteligentes a los leones con grandes y hermosas melenas; los respetaban mucho más por esa característica, que por su fuerza.

Durante el trayecto, el señor y la señora gorila, les platicaron a los otros animales que habían leído un libro con una antigua leyenda maya, según la cual, el zenzontle era el pájaro que cantaría por todo el mundo, al comenzar el gran tiempo de vivir en paz. Parecido a la paloma de la paz. El zenzontle sería el pájaro encargado de anunciar con su trino, que había llegado la paz al mundo. Una nueva era.

-“Si eso sucede, me pongo a hacer ejercicios para celebrarlo” -dijo con una sonrisa la gran osa panda, quien era conocida al igual que todos los demás pandas, por ser tan hermosos como perezosos.

Una de las jirafas quedó muy intrigada con la historia y quiso saber más al respecto:

-¿Cuándo el zenzontle cante habrá paz o cuando haya paz va a cantar el zenzontle?

El señor gorila respondió:

-La verdad, no me quedó muy claro eso, ¿qué les parece si vamos con el león, el tigre y el jaguar para preguntarles si saben algo?

Cuando el grupo de animales, o sea, el “animalerío” llegó a la zona de los felinos, la algarabía era tal que tuvieron que guardar silencio porque doña hipopotama creyó escuchar a lo lejos al zenzontle.

Efectivamente se escuchó un canto a lo lejos, muy distante. Con seguridad el zenzontle estaba fuera del zoológico, era muy probable que estuviera posado en algún poste o cable público, o en un árbol de cualquier calle. O quizás cantaba desde el balcón de una casa o la azotea de un edificio, porque su trino era una especie de eco lejano. El canto duró pocos instantes y desapareció.

Los relatos del tigre y el jaguar fueron los más sorprendentes; ambos aseguraron que muy temprano por la mañana, estaban un poco de mal humor porque tenían hambre y todavía no les servían el desayuno, sin embargo, cuando empezaron a escuchar el canto del zenzontle su malestar se fue disolviendo y pensaron que no era una mala idea esperar un poco por sus platillos.

Dijeron que después de disfrutar ese agradable concierto musical se sintieron alegres, y cuando llegó su desayuno, les supo más delicioso que nunca.
Por su parte, el señor león -que estaba al cuidado de su pequeño leoncito mientras la señora leona tomaba una siesta- dijo que él también había escuchado en la selva africana, esa historia del pájaro que anunciaría la paz. Y según la leyenda, ese pájaro poseía 400 cantos distintos -en su garganta- que interpretaba según su estado de ánimo. Y todos eran exquisitos al oído.

Ahora los animales no sólo estaban ansiosos por ver y oír al zenzontle, también querían charlar con él, preguntarle si todo lo que se decía, era cierto.

El grupo no sabía que el destino les tenía reservada una sorpresa, porque estaban a unos cuantos pasos de encontrarse con el zenzontle.

Ignoraban que el pájaro estaba parado –muy cerca- en una barda del zoológico que daba hacia la calle, justo a la altura del “Aviario de Moctezuma” (Cerca de Av. Paseo de la Reforma, para quien conoce la Ciudad de México).

Antes de llegar al aviario, el grupo de animales pasó por una especie de estanque donde un grupo de simpáticas cebras bebían y jugueteaban con el agua. Sin duda, ellas fueron las más extravagantes en sus opiniones sobre el zenzontle, porque tenían opiniones mucho muy distintas. En tanto algunas opinaban que su canto era celestial, otra dijo que le parecía que ese pájaro estaba ligeramente desentonado y a veces desafinaba. Nadie creyó esto último, pero respetaron la opinión de la cebra que lo dijo.

-“Las opiniones son así, no cambian la verdad, sólo muestran los gustos de quien las externa. Y hay que respetar las distintas opiniones, porque son los gustos de la gente.” Solía repetir a todas horas una osa polar. Todos recordaron esas palabras en aquellos momentos y se despidieron alegremente de las cebras. Por cierto, un par de cebras, se unieron a la búsqueda del zenzontle.

¡Cuál no sería su sorpresa cuando de repente, al llegar frente al magnífico aviario, escucharon un hermoso trino e inmediatamente después vieron al zenzontle parado en una barda, justo frente a ellos! Ahí estaba el zenzontle, viendo al resto de los animales que sonreían al verlo y le aplaudían. El pájaro estaba muy contento de tan cálido recibimiento por parte de los habitantes del Zoológico de Chapultepec.

Al principio todos comenzaron a hablar al mismo tiempo, hasta que el señor león sugirió un poco de orden para conversar con el ilustre visitante. La osa panda fue la encargada de darle unas palabras de bienvenida, después lo hicieron doña Hipo y el señor gorila. Inmediatamente después, el jaguar no pudo contener la curiosidad y le preguntó de forma directa:

-“Señor zenzontle, ¿es verdad que puede usted entonar más de 400 cantos distintos?

-¿Y a qué cree que se deba que su canto nos tranquiliza a los animales y a las personas?

Antes de permitirle contestar, la jirafa más alta, también lo interrogó:

-“¿Y es cierto que su canto va a traer la paz al mundo?"

Por toda respuesta, el zenzontle empezó a cantar y a cantar y a cantar. El concierto se extendió durante casi una hora, hasta la puesta del sol. Fue algo divino. Cuenta la historia que después que el zenzontle terminó de cantar, sucedió algo mágico: Por la noche se hizo un gran silencio, y al otro día, Iniciaron las treguas, los tratados y las firmas de paz -por todas partes- alrededor de la tierra.

La leyenda maya del canto del zenzontle era verdadera.

Y para que se cumpliera, debió ser relatada por un simpático mono que hubiera aprendido a contar cuentos y a silbar.

ZOOLÓGICO DE CHAPULTEPEC
UN POCO DE HISTORIA

El Zoológico de Chapultepec existía en la Ciudad de México, desde antes de la llegada de los españoles.

Chapultepec, era considerada una montaña sagrada entre los aztecas; su nombre significa “Cerro de grillos” en náhuatl. El náhuatl era el idioma de los aztecas; y hasta nuestros días, lo hablan muchos mexicanos.

Por lo general, el símbolo de Chapultepec se representa por medio de esculturas con la figura de un grillo o chapulín arriba de un cerro, rodeado de agua.

Volviendo a la historia… a Hernán Cortés y sus hombres les sorprendió encontrarse con una mezcla de Zoológico-Jardín Botánico en Chapultepec, en donde se encontraban unos magníficos jardines habitados por una gran variedad de especies; que reunía toda clase de fl ores, hierbas aromáticas y yerbas medicinales. Además de una colección de diferentes animales confinados en unas jaulas bien construidas que retenían a coyotes y zorros, entre otros animales, los cuales eran cuidados por docenas de personas, de la corte del emperador azteca.

Sin embargo, lo que más llamó la atención de los españoles fue el gran Aviario de Moctezuma, el cual exhibía aves tan hermosas como los quetzales, las guacamayas, los flamencos rosados, las garzas y pavos, entre muchas otras aves coloridas. El Zoológico de Chapultepec existía en la Ciudad de México, desde antes de la llegada de los españoles.

Chapultepec, era considerada una montaña sagrada entre los aztecas; su nombre significa “Cerro de grillos” en náhuatl. El náhuatl era el idioma de los aztecas; y hasta nuestros días, lo hablan muchos mexicanos.

Por lo general, el símbolo de Chapultepec se representa por medio de esculturas con la figura de un grillo o chapulín arriba de un cerro, rodeado de agua. Volviendo a la historia… a Hernán Cortés y sus hombres les sorprendió encontrarse con una mezcla de Zoológico-Jardín Botánico en Chapultepec, en donde se encontraban unos magníficos jardines habitados por una gran variedad de especies; que reunía toda clase de flores, hierbas aromáticas y yerbas medicinales. Además de una colección de diferentes animales confinados en unas jaulas bien construidas que retenían a coyotes y zorros, entre otros animales, los cuales eran cuidados por docenas de personas, de la corte del emperador azteca.

Sin embargo, lo que más llamó la atención de los españoles fue el gran Aviario de Moctezuma, el cual exhibía aves tan hermosas como los quetzales, las guacamayas, los flamencos rosados, las garzas y pavos, entre muchas otras aves coloridas.

Para finalizar este cuento, hay un par de animales muy importantes no sólo para el Zoológico de Chapultepec, sino para todo México, se trata de los que aparecen en su bandera y escudo nacional: Un águila y una serpiente.

El águila está parada sobre un cactus de nopal y tiene sometida a una serpiente, a la cual está devorando.

Si lo piensas un poco, es un símbolo que representa el triunfo de la voluntad frente a cualquier circunstancia.

Para los aztecas, la serpiente también representaba “el agua terrestre” que fertilizaba la vida y permitía que todo se renovara, siguiendo los ciclos de la naturaleza.

MARIPOSARIO DEL EMPERADOR NEZAHUALCÓYOTL

Ah, no olvides que en el Zoológico de Chapultepec hay un lindo “mariposario”,

Ahí puedes admirar la mágica transformación de las mariposas:
Una metamorfosis en la que pasan de ser una crisálida –una especie de gusanito- hasta convertirse en hermosos seres alados y coloridos, que vuelan entre las flores.

Recuerda que cuando vayas, puedes ayudar a liberar una mariposa, y al momento de hacerlo, puedes pedir un deseo -que con un poco de suerte y voluntad- muy probablemente se cumplirá. ¡Suerte!

FIN

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